El mítico Salón Los Angeles inició anoche las celebraciones por su 85 aniversario con la fusión de cumbia tropical sicotrópica del Sonido Gallo Negro como banda estelar.
El histórico centro cultural que ha visto pasar a pachucos y rumberas desde 1937, recibió esta noche a un público joven, vestidos con tenis y botas, lentejuelas, cabelleras azules y rojas. “Es buena banda, se va a poner bien el baile", celebra Diego, de 38 años, mientras espera en la larga fila para entrar.
Al lugar llegaron también personas ya con canas notables, padres e hijos, grupos de amigos de los que frecuentan más la Condesa o la Roma. Hoy la colonia Guerrero está de fiesta para el insigne espacio dedicado al baile: el son y el danzón llegan al corazón, como anuncia la camiseta de memorabilia del Salón Los Angeles.
Miguel Nieto, propietario del lugar, atento al ir y venir en la entrada, comentó ante la llegada de los asistentes más chavos, que este ha sido el objetivo del lugar desde su origen, traer lo que le gusta a los jóvenes, en su momento fue el son y el danzón, más tarde la salsa y ahora con cumbias de guitarra eléctrica y teclados excéntricos del Sonido Gallo Negro, agrupación que el mes pasado presentó en el mismo foro su disco más reciente Paganismo, el cual grabó durante la pandemia.
Las Musas Sonideras abrieron la pista con salsas y huarachas, con las primeras parejas puliendo el piso que alguna vez fue estelar en el cine mexicano. También estuvo invitada La Zonidera Trópiko Apókrifo. La noche aún no emprendía furor, que llegaría con el grupo estelar en un concierto para desvelados.
No faltaron los pachucos, con coloridos y elegantes trajes, sombreros con plumas. Los chavos se acercaron a tomarse fotos, de preferencia con el famoso letrero de luz neón con el nombre del sitio obligatorio de la vida nocturna, pues quien no conoce el Salón Los Angeles no conoce Mexico.
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